Maestro miedo, antes de ofrecerte esta plegaria, perdóname por creer que empujas mis emociones hacia abismos interminables. De rodillas y con sumo remordimiento reconozco que me equivoqué. Por favor, con todo respeto, permite que recite tus enseñanzas: Maestro miedo, gracias por recordarme que no debo luchar contigo, porque no eres mi enemigo. Maestro miedo, gracias te doy por enseñarme a ser precavido y cuidadoso. Maestro miedo, gracias por forjar mi instinto de protección y supervivencia. Maestro miedo, gracias por recordarme que estoy hecho de blanda madera. Maestro miedo, gracias por decirme que soy pequeñito e insuficiente. Maestro miedo, gracias por mostrarme que soy inseguro en muchas cosas y en varias circunstancias. Maestro miedo, gracias por enseñarme respeto y reverencia a las cosas que temo. Maestro miedo, gracias por ayudarme a reconocer mis límites solo para rebasarlos. Maestro miedo, gracias por mostrarme las aguas en las que no puedo navegar todavía. Maestro miedo,...