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Mostrando las entradas con la etiqueta Familia

Juguetes de navidad

Surgió esa pregunta como si se iniciara una de esas grandes discusiones filosóficas: "¿Papis, por qué esa niña tiene tantos juguetes y nosotras no?". Más que pregunta, era una carencia insustancial mal disfrazada de reclamo. Y ahora que la Navidad toca los bolsillos, la respuesta, mejor dicho la incrédula justificación hecha respuesta, no tiene cómo salir.  Mala es la suerte de aquellos padres que con todo el amor tienen poco dinero para satisfacer la demanda. Pero el viento susurra y la providencia sobrecoge, así que hijas mías escuchen esto: “Una niña no es feliz por la cantidad de juguetes que tiene, sino por la cantidad de sentimientos que comparte con las personas que ama”.  Como dije, parecía una de esas grandes discusiones filosóficas, pero el rostro ceñido de las niñas no quería chamullo. Así que mi esposa y yo, claro está, terminaremos comprando los juguetes, los baratos, y luego compartiremos la sonrisa de las niñas, porque amor les sobra a ellas aunque no tenga...

Yanantin 1

Mucho después del primer coqueteo, incluso mucho después del primer beso santificado en aquella montaña, decidimos unirnos en ley y norma tratando de sellar lo que ya estaba escrito. Dijeron que era muy pronto, que tu vientre crecía sin esperma efervescente y óvulos sin macerar, que el fruto hecho en la escuela del amor debía nacer en un hogar con título universitario. Los incrédulos nos dieron muchas lecciones disfrazadas de afectos y aún así empujamos el cochecito. Nada nos detuvo ¿recuerdas?, no había miedo solo simples reglas: un grito equivalía a mil disculpas, una cara enojada a dos muecas y una apuesta perdida a tres mordidas debajo de la espalda.        Dijeron que después de un tiempo la costumbre entraría en silencio para hacernos compañía, pero no dijeron que el verdadero amor espanta todo aquello que finge ser cierto y que la única cadena que nos ata es la libertad. Ahora mismo reinita, cuando tengo la piel impregnada a la tuya, te siento madre,...

Familia

Luego de la discusión se miraron llorando, y heridos en el fondo se abrazaron. La claridad de su llanto ayudó a ver el alma de cada uno, solo así pudieron leer en silencio qué decían sus corazones: olvidemos todos los antecedentes. Nada de los hechos del pasado serán nombrados, aunque son el germen de estas palabras. Todo empieza ahora. Lo que salga a continuación ayudará a conservar lo que más amamos de verdad: el compromiso de la sangre. Las bases de nuestra unión reposan en el vaivén de la felicidad y la tristeza; cuando hay fiesta crece la sonrisa y cuando hay enfermedad sobreviene el dolor, como decir que un día agradecemos el calor y más tarde aborrecemos el frío. Así, con altos picos y hondos abismos, no lograremos encontrar el permanente veranillo que espera en nuestro interior. Las exaltadas emociones nunca despertarán la sonrisa perenne de nuestros hijos. Debemos cambiar, por los papis, por la amistad de los retoños, por la sangre convertida en amor. Empecemos hablándonos con...