Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas con la etiqueta Árbol

"Wanamey, el árbol de la vida". Relato de origen de los Wachiperi

Versión de Alejandro (Darikiking) Jahuanchi. Desde su origen, los pueblos indígenas, como los Wachiperi, Toyeri, Sapiteri y Arakmbut del Cusco y Madre de Dios, son todos hijos de la noche e hijos del día. Cuando después de la oscuridad se hizo la luz y el Ojo Universal (El Sol) iluminó la tierra, apareció la humanidad y con ella aparecieron los animales antiguos como el jaguar, la serpiente, el oso, el mono. Las aves aparecieron después y son fruto del árbol de Wanamey, y son la procreación de Wanamey. Durante muchos, muchos años vivieron inocentes, no conocían el pecado ni el mal, ni había diferencias de ideas políticas, ni guerras, todos vivían en armonía y en paz. Los animales y los hombres vivían  juntos sin miedo los unos de los otros, todo era armonía, convivían juntos, pero cuando el hombre comienza a desarrollarse culturalmente empieza el desequilibrio, las guerras y el desorden, los abusos y los asesinatos, los hombres y los animales dejan de convivir y comienzan a matarse...

El jardinero

Tenía el suelo fértil, el agua pura, el sol radiante y todos los susurros permitidos para su edad, pero aún así no sonreía, ni siquiera coqueteaba, mas con desdén se inclinaba ante la vida. Los demás árboles relucían con su aroma y hacían el amor en toda forma y color. El jardinero sabía porqué. Lo había intentado todo, romper el cáliz, endulzar los pistilos, calentar los estambres y cultivar los óvulos, pero nada, el viejo árbol se veía cansado, desanimado, esperando el desentierro con las raíces aflojadas. Entonces el jardinero soltó lo imposible, eso que no está permitido, que no viene con uno, pero que sin embargo sale estrepitoso cuando el amor frustrado rebalsa, esa parte del alma que traspasa el propio cuerpo, ese estruendo que nace en la garganta del amante, ese impulso que adormece la soledad y el silencio, esa palabra montada en primitiva sinfonía, esa oración que funge de melodía. Desde entonces y todos los días, como preámbulo del amanecer, el j...