Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas con la etiqueta Miedo

Miedo a la Ayahuasca

Hay dos tipos de miedo en aquellas personas que intentan imbuirse en los caminos de la Madresita Ayahuasca. Uno es el miedo previo de quienes no han probado la plantita, el que combustiona por el prejuicio y la ignorancia. Otro es el miedo de quienes, ya en la brega ayahuasquera, han visto y escuchado sin respaldo ni anestesia la desnuda verdad de sí mismos y de sus actos. Entonces uno es el miedo en pañales y el otro es el miedo orgánico, el cardinal. El uno presenta una escala en desuso por su insignificancia y el otro aún no encuentra el término adecuado para nominarlo como tal. Así pues, en los caminos de la Ayahuasca, si empiezas con miedo terminarás con miedo elevado al cuadrado, casi lidiando con el pánico. Entonces emerge una solución obvia:  hay que superar el miedo sin el desdén del sabelotodo y con la técnica del eterno aprendiz. Pero no estoy de acuerdo por ser una solución improcedente, ya que, como todo lo que vino con la Gran Creación, el miedo es parte de ...

Enemigos

En tiempos de guerra y oscuridad, dos desconocidos, sin verse uno al otro, tropiezan entre sí. Uno de ellos pregunta con voz firme y amenazante “¿Quién anda allí?” ... Al no encontrar respuesta rastrilla su arma y grita “¡Quién está allí?” ... El otro, mientras enciende su linterna para marcar un punto de luz en la oscuridad, responde   “Soy yo, y no tengo arma alguna para enfrentar esta batalla, porque solo el que tiene miedo siente la necesidad de defenderse. Hoy no tengo miedo y siento la necesidad de traslucir tus sentimientos o ser parte de ellos” .

El maestro miedo

Maestro miedo, antes de ofrecerte esta plegaria, perdóname por creer que empujas mis emociones hacia abismos interminables. De rodillas y con sumo remordimiento reconozco que me equivoqué.  Por favor, con todo respeto, permite que recite tus enseñanzas: Maestro miedo, gracias por recordarme que no debo luchar contigo, porque no eres mi enemigo. Maestro miedo, gracias te doy por enseñarme a ser precavido y cuidadoso. Maestro miedo, gracias por forjar mi instinto de protección y supervivencia. Maestro miedo, gracias por recordarme que estoy hecho de blanda madera. Maestro miedo, gracias por decirme que soy pequeñito e insuficiente. Maestro miedo, gracias por mostrarme que soy inseguro en muchas cosas y en varias circunstancias. Maestro miedo, gracias por enseñarme respeto y reverencia a las cosas que temo. Maestro miedo, gracias por ayudarme a reconocer mis límites solo para rebasarlos. Maestro miedo, gracias por mostrarme las aguas en las que no puedo navegar todavía. Maestro miedo,...