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Mostrando las entradas con la etiqueta Providencia

Juguetes de navidad

Surgió esa pregunta como si se iniciara una de esas grandes discusiones filosóficas: "¿Papis, por qué esa niña tiene tantos juguetes y nosotras no?". Más que pregunta, era una carencia insustancial mal disfrazada de reclamo. Y ahora que la Navidad toca los bolsillos, la respuesta, mejor dicho la incrédula justificación hecha respuesta, no tiene cómo salir.  Mala es la suerte de aquellos padres que con todo el amor tienen poco dinero para satisfacer la demanda. Pero el viento susurra y la providencia sobrecoge, así que hijas mías escuchen esto: “Una niña no es feliz por la cantidad de juguetes que tiene, sino por la cantidad de sentimientos que comparte con las personas que ama”.  Como dije, parecía una de esas grandes discusiones filosóficas, pero el rostro ceñido de las niñas no quería chamullo. Así que mi esposa y yo, claro está, terminaremos comprando los juguetes, los baratos, y luego compartiremos la sonrisa de las niñas, porque amor les sobra a ellas aunque no tenga...

El eterno deudor

“¿Cuánto es? ¿Cuánto te debo?” Son preguntas constantes. “Tu voluntad”, es una respuesta que para algunos resulta complicada, incómoda e incrédula, como estas que siempre uso: págame con lo que quieras, cuándo quieras, cuánto quieras y cuántas veces quieras.  Pero ahora, en este momento en que sostengo solo con plegarias lo que soy y lo que está bajo mi responsabilidad, en este momento en que me siento colmado por la Voluntad Divina que es tu propia voluntad, en este momento en que las carencias no logran tentar mis principios ni mi dignidad, en este preciso momento, ahora mismo, abandono la postura del incansable cobrador para asumir la del eterno deudor.  Estoy en deuda contigo –como con Él- y la única forma que tengo para pagarte es cumpliendo mi Propósito y compartiendo mi Esencia.

Economía de la Providencia

Hoy no tengo dinero en mi bolsillo ni en ninguna otra parte, pero pagaré todas las deudas que he adquirido y todas las cosas que he comprado, porque la Providencia, alimentada por el incesante e interminable flujo de la Reciprocidad, y esta por el movimiento del Universo, y este por la Voluntad Divina, y esta por la Fe que mantenemos, y esta a su vez por la manifestación de la Providencia, está aquí y ahora que no tengo dinero en el bolsillo ni en ninguna otra parte. Por ello asumiré todas las deudas que he adquirido y todas las cosas que he comprado bajo el edicto de estas Tres Leyes: Pagaré lo recibido mucho antes, antes, durante, después o mucho después de haberlo recibido. Pagaré con lo que sea que desee pagar: dinero, metales preciados, bienes, servicios, favores, consejos, buenos deseos, plegarias, etc. Pagaré la cantidad y el monto que quiera, y cuantas veces quiera. Desde ahora pagaré mis cuentas con toda la riqueza que produce mi Propósito. Desde ahora trabajaré por d...