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Mostrando las entradas con la etiqueta shamanismo

Minería aluvial y brujería arakbut. Testimonio de una felina chamánica

Va el recuento sensible de una conversación que tuve con una joven mujer del pueblo indígena arakbut, de la familia lingüística Harakbut. Bueno, no fue una conversación en el sentido occidental, fue, más bien, una especie de lucha de palabras, pareceres y actitudes. Fue un despliegue “amigable” de armaduras y pechadas. No murió nadies , a penas algunos pedacitos del alma que tuvieron que reconfigurarse. En fin, los temas del día fueron la minería aluvial, la brujería y las “sendas visionarias” de la Ayahuasca. Ayer vino a casa KQ. Lamentablemente, no puedo decir su nombre completo, porque ella me lo prohibió, ja, ja, ja. La describiré: es de tamaño medio, delgada, de piel clara (más bien sin broncear), de cabello lacio y marrón claro, labios delgados, ojos negros y largos (”china”, le dice la gente cercana a ella). Nariz respingada, pero no operada (creo). Cejas semi pobladas, más bien alargadas, retocadas. Rostro dulce, bonito y delgado según el ranking citadino. Tiene un lunar seduc...

Las enseñanzas de don Juan

Reseña del libro de Carlos Castaneda (1968/2000) Finalmente pude leer este clásico de la literatura shamánica. Conseguí el libro, de segunda mano (o más), en una librería de la calle Afligidos de la ciudad del Cusco, donde también hallé otros títulos nada ordinarios.  Siempre me intrigó Carlos Castaneda. Oí muchas cosas de su obra y pude leer una que otra referencia sobre él. Más que su talante como antropólogo, me llamaba la atención su madera de brujo (recuerdo haber leído hace años “el segundo anillo de poder”). Ahora por fin leí el clásico y puedo opinar con conocimiento de causa. En primer término, debo confesar que haber obtenido un libro de segundas o más manos, ayudó mucho en la lectura, ya que encontré las partes clave subrayaditas. Una de ellas es la lección de los cuatro grandes enemigos de un hombre de conocimiento: el miedo, la claridad, el poder y la vejez. (Por si acaso yo no subrayé nada, para no espoliar más). Para su época, años 60 del siglo pasado, este libro deb...

¿Sábado o domingo? El día que debes guardar

Reflexión.-    Guardar el sábado o el domingo, una vieja discusión de dos corrientes del cristianismo que no avisora final, ya que, de vez en cuando, a una de las ramas le gusta cernir la misma harina, no sé si para afianzar su posición o para replicarle a la otra su error. Yo quiero deslindar al respecto. No utilizaré argumentos teológicos ni bíblicos, sino los que conozco y he vivido.  Mi padre es Pastor de la iglesia Adventista del Séptimo día. Conoció a mi madre en el internado del Colegio Unión de Ñaña, en Lima, Perú. Seguí y aún sigo los pasos de mi padre. Me bauticé a los 13 años. Estudié en el internado de Ñaña una parte de mi secundaria. Fueron días reconfortantes. Los viernes por la tarde empezaban los rituales del sábado. Los sábados eran días dedicados al culto y al estudio de la Biblia. Sentía algo difícil de explicar, una mezcla de tranquilidad, devoción, contemplación, reflexión, canto y quietud. Terminaba el día con los espléndidos juegos sociales y el Clu...

Brujería y jerarquía entre la gente del bosque y del río

Artículo de investigación.-   En las próximas líneas analizaré un caso de “daño” o brujería que sufrió una persona que conozco desde el año 2015. Se trata de un varón adulto que pertenece al grupo étnico “M”, de la familia lingüística arawak, y que vive en el suroriente peruano, en el departamento del Cusco, Perú. Tuve la oportunidad de hacer seguimiento de su caso, aunque desde fuera y esporádicamente. Por esta razón, mi análisis se basa en las observaciones indirectas que pude realizar y en algunas conversaciones que intercambié con el paciente y el curandero que lo trató. Mi hipótesis principal es que la gente del bosque y del río atribuye el daño a personas específicas y no a entidades abstractas. Aunque saben que el daño se elaboró en un plano metafísico o mágico, siempre identifican a la persona que lo hizo, es decir, personifican el daño, le dan un rostro y una presencia social. Esto les permite lidiar con el causante del daño, tanto en el plano social como en el metafísico....