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Mostrando las entradas con la etiqueta meditación

Yo soy

Encumbrado por su imaginación y su ego, se vio meditando en lo alto de la montaña; sentíase completo, armónico, imperecedero, sustancial. Fue entonces cuando apareció ante él uno igual, pero en cambio era oscuro, profundo, serio, casi enojado, y de frente y sin titubeos dijo: "¿Quién eres?". Confiado en su certeza el encumbrado respondió: "Soy luz y alegría". El oscuro ni se inmutó, y volvió a preguntar así de serio, casi enojado: "¿Y qué haces?". Más seguro todavía aquel respondió: "Cumpliendo con mi Propósito". El profundo, el oscuro, le dijo: "Para mí no eres más que un pobre estúpido". El encumbrado sonrío y mientras descendía se había dado cuenta. Entonces, ya sin títulos ni predestinación respondió: "Es cierto, eso también soy". Ambos se miraron y sin pensarlo ya eran uno, y desde ese momento, desde el interior de la montaña, allí en medio de la base, entre el arriba y el abajo, él empezó a existir tal cual era.

Inocencia

"Un destellito de Inocencia para no olvidar de dónde venimos" En la profundidad de su reflexión la Gran Entidad Creadora del Universo pensó en cómo dar forma a la Perfección; quiso evidenciar la Luz Sublime que poseía en cosas certeras. Fue así que creó una esfera que llamó la Gran Madre e Hija de la Vida, en donde podía albergar el fruto de su Gran Amor. Empezó con lo primordial, con la Nueva y Más Joven Luz Blanca (ya había creado otras estrellas) y la acompañó con un reflejo, la Gran Luz Llena, Creciente y Nueva (sabía lo que hacía). Entonces dijo agua, viento y tierra, y así se hizo en la Gran Esfera de la Vida. Entonces volvió e hizo mil formas de animales, plantas y minerales. A cada una les dotó de cuerpo y espíritu, pero además les dio su propia Gracia: la Incesante e Imperecedera Inocencia . Su obra era perfecta. Entonces se retiró a meditar de nuevo. Notó que la Gran Esfera de la Vida, la Gran Madre e Hija, acogía sin dilema a sus hijos. Todos los seres cumplían la ...

Yoga y meditación

"Cuerpo, alma y espíritu deben ir al unísono, mirando a Dios" Cuando al unísono, la gran trinidad (cuerpo, alma y espíritu) está desorientada y padece, nuestro corazón lo siente aunque la mente trate de disimular las circunstancias. Si deseamos vivir encapsulados en pensamientos de felicidad y tristeza, en tormentas y veranillos o en problemas y soluciones, eso haremos, pero no podremos engañar al trío sagrado por siempre. Eventualmente este colapsará por no disfrutar de los placeres trascendentales. Aunque es mejor, no importa si tu espíritu no vuela diario hacia Dios, es suficiente si aprecias la luz del sol, disfrutas de beber agua, sientes la fertilidad de la tierra y agradeces el aire que anima tus pulmones. Cumples con el primer requisito del yoga y la meditación. La mente intranquila y el pensamiento desenfrenado son otra barrera que has de pasar, quizá la más difícil y la que requiere mayor constancia y disciplina. Este es el segundo requisito. Es cierto que algunas p...

Pureza

"Todo cuanto hay es puro o sirve para purificar" Todo cuanto hay, por su naturaleza, es puro o sirve para purificar. Las cosas son tal cual en su forma primigenia, en su esencia; sin embargo, cuando el camino elegido se vuelve intransitable y pesa la conciencia, nuestra pureza pierde vitalidad y nos encogemos. Cuando nuestra luz desacelera al no llegar a los demás y se vuelve tenue al no inspirarlos, entonces es tiempo de recomponerse. Aunque a veces no lo percibamos, ese camino electo también presenta ofrendas luminarias que pueden restablecer la pureza desgastada. Si por un momento pensamos nuestros pasos y miramos alrededor como buscando algo que ya hemos visto, entonces presenciaremos con claridad aquellos dones de pureza intacta. Si nos detenemos a observarlos e imaginamos que ingresan a nuestro ser con la precisión del rompecabezas que siempre faltó, entonces habremos encontrado la sagrada ubicuidad y la magia de la sanación. Hay quienes, por su constancia y aceptación,...

Metáforas monumentales

"Amaneciendo con el Taytacha Qoyllur Rit'i" de Ricardo Guevara. Es uno de esos lugares en donde la Fe se materializa en una roca - montaña Ante tu persistencia, quienes amasamos tu forma y le dimos hálito de vida, quienes te acurrucamos los primeros días, hoy te recordamos esto: recibiste el don de la ciencia para emprender tu espíritu no para fomentar tu intransigencia. Te aclaramos: como la técnica y la constancia, las grandes obras y la metáfora salieron de la misma cueva. ¿Por qué hiciste la muralla? ¿Por qué hiciste esa ciudad sagrada en la montaña? ¿Por qué siguen allí todavía? Estás confundido, nos malinterpretas otra vez, no escuchas lo que te decimos, no quieres llegar a la verdadera respuesta. Hasta cuándo. Con la gran muralla dijiste que era para proteger a tu gente, te dijimos que el miedo invadía tus pensamientos. Aún así retaste la lealtad de los tuyos, el capricho de las montañas y la paciencia del tiempo. Iluso, no sirvió para lo que dijiste, tus enemigos ...

Los días oscuros

No importa el motivo ahora, pero hay días que amanecen oscuros. Son esos días malnacidos en que nos metemos de lleno al hoyo de nuestros vicios e imprudencias. Días negros, malditos. Están cargados de rabia, odio, frustración, decepción y cólera. Estos sentimientos hacen de la oscuridad un lugar acogedor desde donde disparamos los dardos envenenados más certeros para desmenuzar lo que hemos construido o lo que tanto nos costó amar. Nos convertimos en esa parte del universo, la que absorbe todo a su paso, incluyendo la luz de las estrellas y los pedacitos estelares de pan, somos agujeros negros en plena y orgullosa acción. ¡Así se van al carajo "esos días maravillosos" y se acabaron las "palabras de amor" para todos! Sí pues, esas caídas en el hoyo de nuestras negras emociones son constantes en nosotros los seres ordinarios. Sí pues, la furia, la rabia y todo aquello es parte de nuestra vida y así será siempre, hasta que aprendamos a manejarlas. Pero hasta que eso p...

Las primeras veces con la Vieja Sabia (Ayahuasca)

No me siento un experto, mucho menos un especialista, solo tengo la sensación de caminar firme, en línea y hacia el claro. Sí, veo tormentas y partes oscuras, pero entraré en ellas con los ojos cerrados y la lumbre que llevo.  Recuerdo mis primeros pasos, pero no con el orgullo del ahora, sino con la humildad del eterno aprendiz. Nunca sentí el llamado verdadero, ni tuve el sueño que provoca insomnio, ni apareció la frase enigmática, ni la magia estuvo presente; llegué a la Vieja Sabia por curiosidad y aún así me acogió. A veces pienso que Ella no te llama, solo la encuentras en tu camino, y si crees en lo que viste entonces giras.  Sonrío, porque ayer saciaba mi curiosidad, ansiaba pedacitos de paz y deseaba más visiones reveladoras, quería, en pocas palabras, la "droga" del fin de semana. Hasta que un día sentí morir [ahora mi sonrisa desaparece] y supe que estaba en todas partes y que todo estaba en mí. Entonces nació la postura, el paso firme y la revelación de mi Propósi...

Esos días maravillosos

Recuerdo el mensaje del viento en mi cara, los consejos de la lluvia sobre mis hombros, el claro discurrir del agua sobre el barro, los cerros con sus pies estables y reposados, el ánimo pausado de los árboles y el andar de los bichitos a mi alrededor.  Sentado en la acogedora maternidad de la tierra y con el corazón apretujado por el universo y su infinidad, respiro suave y tranquilamente, sonriendo en mi interior mas no en mis labios. Siento que la paz está en mí, siento que la paz soy yo. Todo a mi alrededor tiene sentido, vida y sentimiento. Así lo creo y lo veo claramente, más aún, soy parte de todo ello, es decir, una infinitésima y pequeñísima parte, casi nada, talvez un alguito, pero eso soy y allí existo.  Me alimento de la fuerza de quienes ahora me rodean. Soy luz, armonía, vuelo, movimiento, color, dulzura, canto, sabiduría, exactitud, decisión, quietud, voluntad, alegría y fe. Soy maravilloso y todo lo maravilloso me rodea. Nada existe sin mí y yo no existo sin el...

Palabras de amor

Ojalá todos estemos de acuerdo con esta frase bastante conocida: "una palabra tuya bastará para sanarme". Con nuestras palabras trasmitimos más que ideas, nos trasladamos hacia otras personas, nos incorporamos a ellas. Nuestras palabras son una forma de extendernos hacia los demás. Hay palabras duras, como gruesos ronquidos furibundos, y palabras tenues, como suaves aleteos de mariposa. Antes de hablar, buscamos las palabras en nuestra memoria, pero son los sentimientos que las eligen. Voy a contarles una historia. Conozco a un hombre, es como un toro macizo, sin gestos ni alardes infantiles, siempre firme y dispuesto a la riña. Se menea como anhelando su último día en la arena sin importar ante quién o quiénes ha de caer. Así es con todos y en todo momento, pero masculla ternura frente a su última becerra, se entretiene al quitarse el corazón para que ella lo beba, se derrite en gestos imposibles para robarle una sonrisa. Y así van ambos, entre el umbral del amor y el impuls...