"Un destellito de Inocencia para no olvidar de dónde venimos" |
En la profundidad de su reflexión la Gran Entidad Creadora del Universo pensó en cómo dar forma a la Perfección; quiso evidenciar la Luz Sublime que poseía en cosas certeras. Fue así que creó una esfera que llamó la Gran Madre e Hija de la Vida, en donde podía albergar el fruto de su Gran Amor. Empezó con lo primordial, con la Nueva y Más Joven Luz Blanca (ya había creado otras estrellas) y la acompañó con un reflejo, la Gran Luz Llena, Creciente y Nueva (sabía lo que hacía). Entonces dijo agua, viento y tierra, y así se hizo en la Gran Esfera de la Vida. Entonces volvió e hizo mil formas de animales, plantas y minerales. A cada una les dotó de cuerpo y espíritu, pero además les dio su propia Gracia: la Incesante e Imperecedera Inocencia. Su obra era perfecta. Entonces se retiró a meditar de nuevo.
Notó que la Gran Esfera de la Vida, la Gran Madre e Hija, acogía sin dilema a sus hijos. Todos los seres cumplían la función que la Gran Divinidad con su Gracia les había dado. No había remordimientos, odio, revancha, ansiedad, frustración, carencia, abundancia, reflejo, instinto, conciencia, raciocinio. Todo era tal cual es. Los animales se comían entre ellos o pactaban, al igual que las plantas y los demás seres. Las cosas sucedían abruptamente, pero nadie las llamaba catástrofes, todos se acomodaban y aceptaban; también morían pero retornaban en otras formas o se quedaban en el infinitésimo Amor de la Gran Entidad hasta restablecerse y renacer. Todos aceptaban su propósito sin miedo ni desconfianza. Todos se reproducían bajo las múltiples formas sin orientaciones ni prejuicios. Todos nacían, vivían y morían bajo la Gracia de la Inocencia Incesante e Imperecedera. Nadie interpretaba, todos simplemente existían.
Entonces fue interrumpido por una plegaria. Una de sus obras, el hombre, había descubierto la Fe y se dirigía a su Creador. La Gran Entidad se sintió animada por la fuerza de la voluntad y la maravillosa incertidumbre que desemboca el Amor. Escuchó atenta aquella devoción encarnada y vio que pedían más de lo que tenían. Puso en juicio su propia obra: les había dado la Inocencia Incesante e Imperecedera pero no conocían el camino que se había recorrido para llegar a ella. Entonces decidió mostrarles lo que alguna vez Ella empezó. Fue así que les dio los estados preliminares de conciencia: raciocinio y emociones. Pero su Gran Sabiduría proyectó el desgaste de la Inocencia y el incremento del miedo, el odio, la vanidad, el orgullo y el exterminio. Fue así que acuñó un pedacito de su Gran Amor y un destellito de Inocencia en los niños para que su creación siempre recuerde terminar en donde había empezado.
Hola hermano del alma!!! hermoso el escrito de la Inocencia. Y toma más sentido ahora que Lihuén, mi hijo, ha venido a llenar la vida de Iván y la mía tan profunda, inocente y dulcemente. Abrazos eternos a ti, a la Marce y a sus dos luceros. Desde Argentina, Rosario, va un abrazo de oso para uds. Acá nuestra casa siempre los estará esperando con las puertas abiertas. Att: La Marce
ResponderBorrarHey Marce!!! Qué gusto saber de ti y de tu linda familia. Vi las fotos de tu nene, tan lindo! Muchos besos y bendiciones para ustedes.
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