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Mostrando las entradas con la etiqueta Unión familiar

Yanantin 1

Mucho después del primer coqueteo, incluso mucho después del primer beso santificado en aquella montaña, decidimos unirnos en ley y norma tratando de sellar lo que ya estaba escrito. Dijeron que era muy pronto, que tu vientre crecía sin esperma efervescente y óvulos sin macerar, que el fruto hecho en la escuela del amor debía nacer en un hogar con título universitario. Los incrédulos nos dieron muchas lecciones disfrazadas de afectos y aún así empujamos el cochecito. Nada nos detuvo ¿recuerdas?, no había miedo solo simples reglas: un grito equivalía a mil disculpas, una cara enojada a dos muecas y una apuesta perdida a tres mordidas debajo de la espalda.        Dijeron que después de un tiempo la costumbre entraría en silencio para hacernos compañía, pero no dijeron que el verdadero amor espanta todo aquello que finge ser cierto y que la única cadena que nos ata es la libertad. Ahora mismo reinita, cuando tengo la piel impregnada a la tuya, te siento madre,...

Familia

Luego de la discusión se miraron llorando, y heridos en el fondo se abrazaron. La claridad de su llanto ayudó a ver el alma de cada uno, solo así pudieron leer en silencio qué decían sus corazones: olvidemos todos los antecedentes. Nada de los hechos del pasado serán nombrados, aunque son el germen de estas palabras. Todo empieza ahora. Lo que salga a continuación ayudará a conservar lo que más amamos de verdad: el compromiso de la sangre. Las bases de nuestra unión reposan en el vaivén de la felicidad y la tristeza; cuando hay fiesta crece la sonrisa y cuando hay enfermedad sobreviene el dolor, como decir que un día agradecemos el calor y más tarde aborrecemos el frío. Así, con altos picos y hondos abismos, no lograremos encontrar el permanente veranillo que espera en nuestro interior. Las exaltadas emociones nunca despertarán la sonrisa perenne de nuestros hijos. Debemos cambiar, por los papis, por la amistad de los retoños, por la sangre convertida en amor. Empecemos hablándonos con...

La jaula

Afiche Ch.Q. Nació acompañada de su llanto estrepitoso. Apenas salió del vientre tomó su primera bocanada de aire sin dudar. Vino sana, completa, robusta, perfecta, lista para el mundo. Desnuda como todas las anteriores a ella, solo le hacía falta el pecho de su madre, nada más. Ahora crece bajo los preceptos de sus padres, es tierna como él y sustanciosa como ella; sabe saludar y decir "por favor", podría vencerte con una sonrisa o doblegar tu enojo con un gesto, podrías darle todo sin que te lo pida. Es dócil, intrépida, valiente, dotada, fornida, incansable, irresistible. Pero no va más allá. Vive en un nido hecho de metal y de laberintos sin salida. Le ponen límites disfrazados de consejos y le dan juguetes terrenales para que no intente volar. Vive en una jaula, volando a medias, fingiendo caídas en el colchoncito de seda, sin lastimarse. Sus padres le mantienen esa promesa que se prolonga hasta la "mayoría de edad"; está atada a las emociones de ellos. La unió...