Tienes poder sobre mí, pero no control Dado que has decidido anunciarme con vehemencia y exactitud tus desbordadas emociones, me di cuenta que tienes un gran poder sobre mí, porque todo cuanto me has dicho me afecta y al mismo tiempo me encamina, todo cuanto de corazón me has dado me sobrecoge, todo tu amor y amistad están en el núcleo de mi existencia y constituyen el motor de mis pasos. Ese es tu gran poder sobre mí. Pero quiero decirte que una cosa es tu poder, que amo y respeto, y otra es tu ansiedad por controlarme, que hoy examino y desecho. Aunque con ahínco exasperas tus palabras y gestos, con todo respeto te digo que desde ahora tú no tienes control sobre mí, porque pretendes alimentar la ilusión de tu apego hacia mí. Te digo con franqueza, yo tampoco tengo el control sobre nada aunque quisiera. Crudamente te digo: nada de lo que más amo me pertenece o está bajo mis designios. Pero eso sí, como tú, tengo poder sobre algunas cosas: tengo el poder de ser quién quiera, con quién ...