Hoy no tengo dinero en mi bolsillo ni en ninguna otra parte, pero pagaré todas las deudas que he adquirido y todas las cosas que he comprado, porque la Providencia, alimentada por el incesante e interminable flujo de la Reciprocidad, y esta por el movimiento del Universo, y este por la Voluntad Divina, y esta por la Fe que mantenemos, y esta a su vez por la manifestación de la Providencia, está aquí y ahora que no tengo dinero en el bolsillo ni en ninguna otra parte. Por ello asumiré todas las deudas que he adquirido y todas las cosas que he comprado bajo el edicto de estas Tres Leyes:
- Pagaré lo recibido mucho antes, antes, durante, después o mucho después de haberlo recibido.
- Pagaré con lo que sea que desee pagar: dinero, metales preciados, bienes, servicios, favores, consejos, buenos deseos, plegarias, etc.
- Pagaré la cantidad y el monto que quiera, y cuantas veces quiera.
Desde ahora pagaré mis cuentas con toda la riqueza que produce mi Propósito. Desde ahora trabajaré por dinero solo en mis tiempos libres. Estoy sentado en una gigantesca montaña de oro y mi aliento reparte esta riqueza. Voy a compartir todo con la soltura que el minero ambicioso sueña y la sabiduría que la montaña, dueña de la profusa pero difícil veta, siempre lo hace.
La providencia sabrá a quién dar su amparo.
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