Hace algunas semanas leí que se había formado el "Gobierno Territorial Autónomo de la Nación Wampis". La noticia me llamó la atención de inmediato. La idea responde a un intento de aplicar el Convenio 169 de la OIT y la Declaración de las Naciones Unidas para los Derechos de los Pueblos Indígenas en un país como el Perú. Esto es inédito, considerando que estamos frente a un Estado mestizo, centralista, excluyente y ampliamente condicionado por una democracia liberal. Así que la sola idea de un Gobierno Autónomo, cuyo territorio estaría controlado por un grupo de indígenas amazónicos, es revolucionaria. Al menos esa fue la primera sensación que tuve al leer el titular de la noticia, pero cuando revisé el estatuto me di cuenta de que estaba frente a un escenario bastante conservador. Es cierto que el documento es una fórmula legal específica y novedosa, pero se somete a la soberanía y a las leyes del Estado peruano. El aspecto específico o particular es la inclusión de