"Alabado seas mi Señor porque la abundancia está a nuestro alcance". Sin duda alguna esta sería la oración más pronunciada por la gente que depende del bosque y del río amazónico. La naturaleza es tan bondadosa en esta parte del planeta que todo abunda, agua, árboles, vegetación, animales, insectos, etc. El indígena lo sabe, pero no levanta la voz, simplemente la pone en práctica mientras cultiva, caza o pesca. Por ello considero de que la encíclica Laudato si -alabado seas-, del Papa Francisco confirma la perseverancia de este sentimiento-actitud entre la gente del bosque y del río, pero también pone en evidencia la superposición de un sistema perverso que tiende a reponer la ambición, el lujo, los excesos y el falso confort en vez de la dignidad y el bienestar humano. Es tan fuerte su inercia que incluso afecta a la naturaleza, que como madre amorosa, acepta en silencio el despojo de sus equivocados hijos. Esta cruda realidad se manifiesta en la explotación de tres recurs