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Mostrando las entradas de diciembre, 2018

Las últimas sociedades del bienestar

La modernidad es un sistema joven, imprudente, torpe y desatento, aunque sin duda vigoroso. Su gran atractivo contrasta con sus múltiples iniquidades. La tradición, en cambio, ha envejecido en el repositorio de la sabiduría, en la comprensión profunda del medio y en la sobriedad del discernimiento. Pero un punto de vista infructuoso dicta que la tradición y la modernidad no pueden convivir, y si lo hacen se manifiestan en permanente conflicto y resquebrajamiento. No estoy de acuerdo con esta receta. Considero que la modernidad, aunque joven e insolente, de todas maneras escucha el consejo de los ancianos, valorando las lecciones, guardándolas y poniéndolas en práctica en algún momento, aunque bajo su renovado y creativo estilo.  Escucha joven, pon atención, que en las próximas líneas se manifiesta la sabiduría de una sociedad tradicional que ha envejecido a punta de ejemplos más que de discursos. He aquí una sociedad antigua que perece (o renace) con un obsequio para ti.  El arte de la