Artículo de investigación.- En las próximas líneas analizaré un caso de “daño” o brujería que sufrió una persona que conozco desde el año 2015. Se trata de un varón adulto que pertenece al grupo étnico “M”, de la familia lingüística arawak, y que vive en el suroriente peruano, en el departamento del Cusco, Perú. Tuve la oportunidad de hacer seguimiento de su caso, aunque desde fuera y esporádicamente. Por esta razón, mi análisis se basa en las observaciones indirectas que pude realizar y en algunas conversaciones que intercambié con el paciente y el curandero que lo trató. Mi hipótesis principal es que la gente del bosque y del río atribuye el daño a personas específicas y no a entidades abstractas. Aunque saben que el daño se elaboró en un plano metafísico o mágico, siempre identifican a la persona que lo hizo, es decir, personifican el daño, le dan un rostro y una presencia social. Esto les permite lidiar con el causante del daño, tanto en el plano social como en el metafísico. Per