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Minería aluvial y brujería arakbut. Testimonio de una felina chamánica

Va el recuento sensible de una conversación que tuve con una joven mujer del pueblo indígena arakbut, de la familia lingüística Harakbut. Bueno, no fue una conversación en el sentido occidental, fue, más bien, una especie de lucha de palabras, pareceres y actitudes. Fue un despliegue “amigable” de armaduras y pechadas. No murió nadies , a penas algunos pedacitos del alma que tuvieron que reconfigurarse. En fin, los temas del día fueron la minería aluvial, la brujería y las “sendas visionarias” de la Ayahuasca. Ayer vino a casa KQ. Lamentablemente, no puedo decir su nombre completo, porque ella me lo prohibió, ja, ja, ja. La describiré: es de tamaño medio, delgada, de piel clara (más bien sin broncear), de cabello lacio y marrón claro, labios delgados, ojos negros y largos (”china”, le dice la gente cercana a ella). Nariz respingada, pero no operada (creo). Cejas semi pobladas, más bien alargadas, retocadas. Rostro dulce, bonito y delgado según el ranking citadino. Tiene un lunar seduc...
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“¡Que viva la Nación!” Alegoría de la fiesta-ritual de linderaje de la gente yanacona

Me invitan a reconocer los límites de la comunidad campesina de Yanacona, distrito de Chinchero, provincia de Urubamba, departamento del Cusco, Perú. Sí, es el lugar donde se construye el famoso aeropuerto internacional, un hito de la modernidad y de la demanda turística. Por su puesto, asisto, porque en mi cabeza está la seguridad del disfrute. Más aún, porque Carlitos, compañero de la facultad y gran amigo, me llama: quiero navegar en su hospitalidad y recorrer los linderos de la nación yanacona, de los complementos, de los pongos, de los que nacieron para servir. Desde luego, me siento parte de esta nación, aunque no esté en la “planilla” comunal. Invitación En mi wasap, ingresa el siguiente mensaje: “te escribo para tu participacion en el linderaje que se realizara este viernes28 de febrero”. No hay nada qué pensar, me apunto, porque sé que habrá comida, bebida y caminata, o sea, disfrute.  Presente  El día indicado, llego a las 8:00 am al poblado de Chinchero. Me siento e...

Buscando un Inka

No lo busquemos en la Municipalidad, porque sería una marioneta. No lo busquemos en el Inti Raymi, porque sería un divo arrogante. No lo busquemos en el teatro, porque sería un wachu actor. No lo busquemos en las panacas ni en los ayllus reales, porque sería inalcanzable, exclusivo. No lo busquemos en la piedra de los 12 ángulos, porque sería un mercachifle. ¿Dónde, entonces?  (¡Hipólito, Umut'u, dónde estás!) Mientras tanto y, sin embargo, yo he visto a un Inka, a un Sapan Inka, molesto, hastiado, indignado,  iracundo, agarrando una barreta que no es de oro, sino de cobre robado y punta hiriente. Lo he visto picando, fuera de sí, una piedra que solo vale por sus ángulos. Lo he visto, eufórico,  rescribiendo esa piedra turistiquera (como Jesusito, con látigo en mano, en la casa de su padre). Lo he visto, airado, perdido, ido... tratando de destruir lo que ha construido. Sí, yo he visto a un Inka, a un Sapan Inka,  a uno de verdacito, a uno que es del pueblo, aunqu...

La Tierra Sin Mal está aquisito nomás

 La Tierra Sin Mal debe existir como un acto de conmoción sublime Donaldo Humberto Pinedo Macedo Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco  https://orcid.org/0000-0002-0269-7097 201426@unsaac.edu.pe Resumen La Tierra Sin Mal puede experimentarse aquí y ahora. No es un tiempo y espacio inaccesible, inubicable, inalcanzable o una promesa falsa, no. La Tierra Sin Mal, en este plano de existencia, puede reproducirse momentánea y parcialmente, siempre y cuando practiquemos los principios del buen vivir indígena. Estos principios o revelaciones, recibidas por los chamanes durante sus travesías cosmonáuticas, son: la alegría, la bondad, la sanación, el compartir, la hospitalidad, la compasión, la abundancia, la honradez, la generosidad, la laboriosidad, la sobriedad y la solidaridad. La Tierra Sin Mal, por tanto, existe en un devenir, en una circunstancia, en un poder ser , es decir, en aquellas experiencias sustentadas por pensamientos, palabras y acciones que fueron aprend...

Flojedad

Me está dando flojedad de leer todas las idioteces   de barrocos presumidos Se cierran mis ojos y mi mente decae junto a mis mocos Prefiero unas coquitas  con tocra y chamiro y un masatito nada presumido Prefiero la conversación amena y la sonrisa amiga de quien lleva una enorme barriga    O perderme en el diluvio  que trae a mi memoria las fiestas del mes de junio Gente querida  no escriban pensando que son Los Jueces porque les saldrán sandeces Mejor cuenten un chiste o hagan una broma al idiota de la Sorbona  Leer no tiene que ser un martirio porque conversar es sencillo como el canto de un grillo Sabe Dios que en la ocurrencia  está la decencia  de quien escribe con arte y ciencia  Escribe sencillo para el niño y para el que lee el bosque y el río

¡Talita cum! (La fe de un matsigenka)

“Y tomando a la niña por la mano, le dijo: Talita cum (que traducido significa: Niña, a ti te digo, ¡levántate!)” . Marcos 5:41 A continuación, relataré un episodio de la vida de un padre matsigenka, creyente evangélico, a quien llamaré Diosconnosotros. Él vive actualmente en una comunidad nativa del Bajo Urubamba, en un afluente del río Picha. Diosconnosotros convive con Ladelamiradasilenciosa, una mujer ashaninka. Dice que ella no habla castellano, aunque lo entiende, y lo he comprobado: se puede mantener una conversación elemental con algunas señas, pero la comunicación más profunda se da con la mirada. Ella posee una mirada transparente, acogedora, lírica. Es posible verla interiormente, y ella a ti, con facilidad. Diosconnosotros, en cambio, tiene una mirada desconfiada. Parece un matsigenka experimentado, que ya ha visto todas las artimañas que el chori —el extranjero— puede hacer con la palabra y la letra. Por eso desconfía. Más bien diría que tiene la “mirada de pendejo”, ja, j...

Yo no te diré

  Yo no te diré feliz cumpleaños. Yo no te diré feliz aniversario. Yo no te diré feliz navidad. Yo no te diré feliz año nuevo. Ya ni siquiera tengo ganas de abrazarte de pecho a pecho, fuerte, y mirarte con ojos claros y probos, ya no.  Estoy harto de fingir una fiesta, unas bombardas estrepitosas y unas compras compulsivas, y una cena descarada (una cosa es la desmesura y otra la abundancia, eso me queda claro). Estoy harto de fingir riquezas y viajes en el face para decir que estoy feliz, que la paso mejor que tú (¿Cómo podría abrazarte sinceramente siendo así? No, no puedo; ya estoy harto). Ya estoy harto de ver tus manos cobrizas y arrugadas, sentada o de rodillas, con el rostro arrepentido, suplicante y a la vez exigente, como si yo, “el pelucón”, fuera la solución a tu ¿pobreza? (¡Saca tus manos, dame paso, no soy mercancía!). Estoy cansado de ver indígenas mendigos, clasemedieros piruetas en los semáforos y ricos fanfarrones (¡Cómo podría llamar a esto fiesta! ¡Cómo pod...