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Mostrando las entradas de noviembre, 2012

Guerreros en lucha

En esta mañana sin reposo iniciamos la lucha, aunque advertimos que no usurparemos la dignidad de nadie ni esconderemos la piedra, no daremos discursos grotescos ni sembraremos odio en los corazones desorientados, no vestiremos de verde ni obligaremos a los niños a cargar nuestras armas, no tomaremos embajadas ni nacionalizaremos la vida, tampoco ejerceremos liderazgo político ni hurgaremos en la maquinaria mediática, sino que con las justas, armados con el pensamiento reflexivo y la palabra firme, susurraremos en los corazones de quienes quieran escuchar.

Madre Tierra

¿Cuándo nos separamos de lo que siempre fuimos? ¿Cuándo nos deshicimos de la inocencia y por qué? ¿En qué momento interrumpimos la conexión con todo? ¿Cuándo dejamos de sentir la sabia del Universo en nuestro cuerpo? ¿Cuándo abandonamos el diálogo con lo Supremo? ¿Cuándo fue que desobedecimos con alevosía a nuestros creadores? ¿En qué momento desperdiciamos la oportunidad de la Conciencia Superior? ¿Cuándo el agua se convirtió en sangre, el fuego en furia, la tierra en lodo y el viento en lamento? Con todo eso, sin fecha ni tiempo, sin culpa ni ayni, sin decir gracias ni dar plegarias, pero con la panza llena y el rostro satisfecho, seguimos chupando la teta de la Madre Tierra.

Esencias

No represento país, nación, lugar, etnia, color, género ni apellido, soy lo que soy sin etiquetas ni valores, sin nombre ni raza ni pueblo ni sangre ni ejército, soy simplemente hijo del Universo y padre de mi propio cuerpo-Universo, con forma y fondo, con esencia y presencia. Me siento unido a los demás por algo que anda y determina, que es tan común como la respiración y la conciencia, porque todos somos uno y al mismo tiempo esencia.

Comunidades Nativas y territorios ancestrales. (Corregido y aumentado)

Por: Joel Jahuanchi Marca. Los pueblos indígenas siempre serán un tema de reflexión.  De ser considerados como “chunchos salvajes” y de “no querer ser civilizados por la palabra de Dios”, pasaron a ser etiquetados como “sagaces etnobotánicos” y “poseedores  de culturas ancestrales” que deben ser conservadas para los ojos del hombre occidental, como si fuesen piezas de museo. Los pueblos indígenas son herederos de una cultura dinámica y sus territorios ancestrales están llenos de historia y tradición. Antiguamente los Wachiperi vivían en diferentes asentamientos distribuidos por toda la cuenca del río Kosñipata y de los ríos Piñi Piñi, Tono, Pillcopata y afluentes, como el río Hospital, el que lleva este nombre porque allí murieron muchos Wachiperi por causa de la viruela. También había indígenas Wachiperi en el sector denominado Guadalupe, en el Parque Nacional del Manu. Recién a finales de la década del 70 del siglo pasado se constituye la Comunidad Nativa de Queros, conformada por Wa

Matanza

Mientras perros amaestrados matan inocentes, mientras sicarios adolescentes disimulan la evidencia, mientras la hija pone en venta la vida de su madre, mientras la novia esconde el mortal empujón que dio en la montaña, mientras el odio manipula el óxido afilado, mientras la mente inestable planifica la muerte ajena, mientras el deseo sanguinario se disfraza de culpa, mientras encarcelamos a otros para no flagelarnos, mientras fundamentalistas siembran bombas en el alma, y mientras que Israel bombardea Gaza una vez más,  solo quiero decir que ya basta de matar a otros para solucionar los problemas de uno mismo.

Juguetes de navidad

Surgió esa pregunta como si se iniciara una de esas grandes discusiones filosóficas: "¿Papis, por qué esa niña tiene tantos juguetes y nosotras no?". Más que pregunta, era una carencia insustancial mal disfrazada de reclamo. Y ahora que la Navidad toca los bolsillos, la respuesta, mejor dicho la incrédula justificación hecha respuesta, no tiene cómo salir.  Mala es la suerte de aquellos padres que con todo el amor tienen poco dinero para satisfacer la demanda. Pero el viento susurra y la providencia sobrecoge, así que hijas mías escuchen esto: “Una niña no es feliz por la cantidad de juguetes que tiene, sino por la cantidad de sentimientos que comparte con las personas que ama”.  Como dije, parecía una de esas grandes discusiones filosóficas, pero el rostro ceñido de las niñas no quería chamullo. Así que mi esposa y yo, claro está, terminaremos comprando los juguetes, los baratos, y luego compartiremos la sonrisa de las niñas, porque amor les sobra a ellas aunque no tengan ni

Estado mental

Auscultado en mil pedazos luego de una ardua batalla conmigo mismo, en donde no hay victorias ni derrotas, solo enseñanzas y decisiones, las palabras finales calan en el abrevadero de las pasiones y en las posturas fanfarronas: Hay tres comportamientos que me acosan, Señor. Mi irresponsabilidad cuando asumo compromisos, mi deber distraído cuando debo hacer lo que tengo que hacer y la inseguridad con que me disfrazo al momento de decidir. Tres formas de lo que soy, tres formas que ahora entiendo, Señor. He aprendido que estar malhumorado o triste por estas formas no es una consecuencia de lo que hago, de lo que pasa a mi alrededor o de lo que hacen los demás, es una consecuencia de mis interpretaciones. Felicidad o tristeza son estados mentales que dependen en gran parte de cómo interpreto las cosas y cómo me interpreto a mí mismo, Señor. He decidido -mientras el peso de la vacuidad decanta en mi espíritu- configurar mi estado mental en luz y alegría permanente, Señor.

El jardinero

Tenía el suelo fértil, el agua pura, el sol radiante y todos los susurros permitidos para su edad, pero aún así no sonreía, ni siquiera coqueteaba, mas con desdén se inclinaba ante la vida. Los demás árboles relucían con su aroma y hacían el amor en toda forma y color. El jardinero sabía porqué. Lo había intentado todo, romper el cáliz, endulzar los pistilos, calentar los estambres y cultivar los óvulos, pero nada, el viejo árbol se veía cansado, desanimado, esperando el desentierro con las raíces aflojadas. Entonces el jardinero soltó lo imposible, eso que no está permitido, que no viene con uno, pero que sin embargo sale estrepitoso cuando el amor frustrado rebalsa, esa parte del alma que traspasa el propio cuerpo, ese estruendo que nace en la garganta del amante, ese impulso que adormece la soledad y el silencio, esa palabra montada en primitiva sinfonía, esa oración que funge de melodía. Desde entonces y todos los días, como preámbulo del amanecer, el jardinero, apostado en las cop