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Observación virtual de dos eventos festivos: aniversario del distrito de Kumpirushiato y concurso de danzas en la ciudad de Cusco

Cuando empecé a escribir este texto, le puse el título de “etnografía de dos festividades”. Luego pensé que mejor no, porque de etnografía antropológica tiene muy poco en el sentido estricto: objetividad académica, dato denso, preciso, conciso y verificable. Pues no, no pude hacer eso, porque mientras escribía, salían mis entrañas. 

Aniversario del distrito de Kumpirushiato

El pasacalle de Kepashiato

Hoy, 12 de junio de 2023, se cumple el III aniversario de creación del distrito de Kumpirushiato, provincia de La Convención, departamento del Cusco, Perú. Este distrito se desprendió de Echarate, del que también se desprendió Megantoni (el denominado distrito “más rico del Perú”). O sea, la creación de Kumpirushiato --y de Megantoni--, es una consecuencia del ineficiente centralismo del distrito madre, Echarate. 

Alguna vez habré pasado por Kepashiato, que, supongo, es la capital del distrito de Kumpirushiato. No lo recuerdo. Pero hoy, mientras estoy en el Facebook, sale una notificación de transmisión en vivo. Me conecto, ya que por esos lares hay, a parte de las comunidades y asentamientos de colonos de origen quechua andino, que son mayoría, varias comunidades nativas matsigenka.

Algo de sobriedad en el pasacalle de Kepashiato

Funcionarios del estrado

Al lado izquierdo de las cámaras, aparece el estrado o tabladillo armado con columnas de bambú, una especie exótica que está ganando terreno en las propuestas arquitectónicas sostenibles de la zona. Al interior, de pie, los funcionarios de la municipalidad e invitados. Solo veo varones, adultos, vestidos de pantalón de tela y camisa, barrigones, agarrando su celular y de rato en rato aplaudiendo a las comitivas. Los rostros no me son familiares, quiero decir, no son indígenas, ni quechuas ni amazónicos, parecen mestizos de alguna parte del Perú. Profesores, tal vez, como es usual en estos lares. 

En efecto, luego del boom del gas de Camisea (año 2000 en adelante), las municipalidades del canon se han llenado de gente exógena. Vinieron en busca de oportunidades o, mejor dicho, para aprovechar el presupuesto municipal. 

Los funcionarios y la comunidad nativa de Shimaa

Comitivas, de todo un poco

Pasan por el estrado varios sectores claramente identificables. Por un lado, los funcionarios públicos y trabajadores municipales: gerencias y proyectos especiales. La mayoría está uniformada o al menos lo intenta. Parecen estar allí por obligación; pasan sin entusiasmo y fingiendo un ritmo de baile. Uno que otro ofrece serenidad y solvencia. 

Por otro lado, pasan los asentamientos rurales o proyectos especiales de las comunidades. Son los pobladores del distrito, propiamente. Pasan alegres, desordenados, con entusiasmo visible. Saludan y levantan la mano. Les gusta estar allí, al parecer. 

También pasan las comunidades nativas, que, según los locutores, son 10 o 13, pero solo he visto pasar dos el tiempo que estuve conectado (no sé si después pasaron las demás). Estos sí que son la gente del bosque y del río, no solo por el rostro y el traje de cushma, sino por la sobriedad y la forma en que levantan la mano para saludar a las autoridades (en vez de hacerlo de forma diagonal lo hacen verticalmente, como si estuvieran levantando la mano para hablar). 

Enfoque de doble cámara

Locutores

Son dos. Uno al lado del estrado y el otro a un lado de la calle por donde pasa la gente. Vociferan y echan flores a la gestión actual. Hablan frases en quechua y alguna que otra palabra en matsigenka, pero predomina el castellano. Hacen más bulla que relato. Anuncian los logros y promesas de la gestión con gran estruendo. Pura demagogia. También, corrigen a las comitivas cuando pasan sin ganas o desordenadas. Son los autoritarios del micrófono. 

Maquinarias

En algún punto, pasan dos a tres cargadores frontales. Son presentados con vivas y alabanzas. Son nuevas maquinarias, dicen, que traerán el progreso al distrito para las obras (“obra iniciada, obra terminada” es el lema del actual alcalde). Dicen que estas maquinarias abrirán las carreteras para la interconexión de la zona. 

Las maquinarias del progreso. Son los bienes más preciados para la estrategia de desarrollo

Danzas

No las entiendo. Hay cada danza medio rara. Parecen las danzas que pasan por el mes jubilar del Cusco. El pasacalle de Kumpirushiato es un mini aniversario de la ciudad del Cusco. Pero la verdad es que las danzas, ejecutadas por los trabajadores municipales, dejan mucho qué desear en términos de vestuario, coordinación y entusiasmo. La música es la misma que siempre escucho en este tipo de eventos. 

Danzas nativas no hay, pero por allí alguien improvisa un traje nativo y el clásico paso que se ha generalizado en toda la Amazonía peruana, que supongo viene de Iquitos. No sé, pero no he visto bailar así a ningún matsigenka del bosque y del río. En esto de las danzas, los matsigenka del Bajo Urubamba son más originales. Aquí, en Kumpirushiato, el Alto Urubamba, donde predomina la sangre quechua-campesina y mestiza, la gente recrea danzas indígenas panamazónicas, no locales.

Danzantes

Cámaras

Al principio, solo había una cámara que enfocaba al mismo tiempo la calle y el estrado. Pero luego, aparecieron dos cámaras, una cerca al estrado y otra más allá, en la calle. Luego aparecían efectos de cambios de cámara. Incluso, se podían ver las dos cámaras en simultáneo. Tecnología avanzada para un distrito pequeño, pero con plata. Al parecer, los alcaldes ponen punche al presupuesto de la oficina de imagen institucional. 

Juaneco y su combo

Anuncian con bombos y platillos que mañana (¿o el sábado?) estarán en la serenata los siguientes grupos musicales: Juaneco y su Combo, Rosita de Espinar y otros que no recuerdo. Eso me ha impresionado, porque, hace unos años, antes del 2000, esto era imposible e impensable por el escaso presupuesto que manejaban las municipalidades. Hoy por hoy, desde Echarate hasta Megantoni, pasando por Kumpirushiato, las fiestas o serenatas están animadas por grupos musicales de fama internacional. Esto amerita un gran presupuesto, sin duda. Lo que no sé es si el gasto sale del canon o del bolsillo de los trabajadores municipales. 

Shimaa y su danza

Mira tú, veo a Shimaa, una de las comunidades nativas que me gustaría conocer. Pucha, no, resulta que es la escuela bilingüe de la comunidad. Pasa la delegación con su danza. Pensé que era una danza típica, la de los pasos simples, de caminata, ejecutada en círculo y sin mayor coreografía, como la saben hacer los machis. Pero no. La delegación sacó un parlante y pusieron un ritmo panamazónico. El baile y la coreografía compleja le siguieron al ritmo. Veo algunos matsigenka en la danza. Parecen padres de familia. Pero también veo rostros inusuales, parecen los profesores. Está claro, es una danza de los profesores en donde participan padres de familia. Nadie se queja, a bailar. 

Danza de la I.E. de Shimaa

Gerencia de Desarrollo Social

Pasan los funcionarios públicos disfrazados de matsigenka. Detrás, una danza panamazónica ejecutada por niños y niñas. Pero lo que más me llamó la atención fue una de las frases del relator: “ellos son --se refiere a los matsigenka-- los dueños de esta tierra”. Pero sabemos, claramente, que esta es una frase hueca y vacía, porque los nuevos dueños de estas tierras son, en orden: los funcionarios públicos, los asentamientos de colonos quechuas y, finalmente, los pocos matsigenka. 

Cierre

El asunto empezó a las 3:20 pm aproximadamente, y ya son las 5:00 pm. Ya me aburrí. Es más de lo mismo: trabajadores municipales, la mayoría externos, tratando de congraciarse con su alcalde (no con la población), bailando y haciendo piruetas que obviamente no dominan ni les divierte. 

Aunque yo no disfrute el pasacalle, porque todo me parece una pantomima, la población sí que la disfruta, especialmente los niños, niñas y jóvenes, quienes, arremolinados en los lados de la calle, ríen y observan detenidamente cada danza y ocurrencia. Los adultos toman fotos y se quedan horas, riendo. Los niños y las niñas, felices, porque esperan los dulces que lanzan las delegaciones. 

Pese a mis observaciones, algo exquisitas y quejumbrosas, la gente del pueblo disfruta del pasacalle. Tal vez mi posición sea más reivindicativa, porque prefiero la prevalencia de las comunidades nativas matsigenka y no la impronta de los burócratas que tratan de imitar al indígena. Yo sé que hoy, lo de los burócratas, es entusiasmo, pero cuando ya no haya “mamadera”, será frustración. 

Enlace del pasacalle: https://fb.watch/l8UzbP8s7T/

Concurso de danzas en la ciudad del Cusco

Hoy es martes 13 de junio de 2023. Estoy en la ciudad del Cusco, en mi computadora, tratando de avanzar mi tesis de maestría. Veo un anuncio del Facebook que dice “transmisión en vivo”. Es la EMUFEC (Empresa Municipal de Festejos del Cusco), que está transmitiendo el concurso de danzas de las instituciones educativas del nivel secundario. El escenario, es la Plaza Mayor del Cusco. En el estrado, el alcalde, un general que estudió en el glorioso Colegio Inca Garcilaso de la Vega. Lo escuché hablar en algún momento, y se echó flores y obras. Un demagogo altisonante, como, supongo, todos los alcaldes que tienen una vara y un micrófono en mano.

Vista de la Plaza Mayor del Cusco

La Salle

Me enganché al programa a los 40 minutos de haberse iniciado. El orden del pasacalle es aleatorio, me parece. Es decir, cada colegio que concursa, público o privado, tiene asignado un número de orden sin ningún criterio aparente. Posiblemente, por sorteo. Mi intención era ver al colegio privado San José de la Salle, porque mi sobrina, que está de promoción, bailaría. 

Las danzas y sus licencias

Varias danzas me llamaron la atención, especialmente la ejecutada por los colegios Garcilaso y Clorinda Matto de Turner. Se trató de la danza “Esuva Huachipaire” (ortografía fonética). Como sabemos, los rezos cantados Eshuwa o Eshuva, del pueblo Wachiperi-Harakbut, fueron declarados Patrimonio Cultural de la Nación el año 2010. Resulta que alguien la convirtió en una danza que, por supuesto, no tiene nada qué ver con la Eshuva ni con los Wachiperi. Como suele pasar, las danzas amazónicas que se representan en los festivales, por más especificidad u originalidad que aparenten, están estructuradas con música y pasos panamazónicos. Es decir, las danzas “autóctonas” de la Amazonía, son como el cine: se toman muuuuchas licencias. Pero bueno, esta danza fue la única amazónica que se presentó en el concurso, y he allí su valor. 

Ejecutantes de la danza "Esuva Huachipaeri", de los colegios Garcilaso y Clorinda

Danzas, trajes y entusiasmos

Otra cosa que me llamó la atención, fueron los colegios que ejecutaban las danzas, digamos, por obligación. Es decir, sin fuerza, sin entusiasmo, desordenados, etc. Lo único que resalta en todas las danzas, eso sí, es el traje. Al parecer, los padres de familia y el colegio ponen especial interés en representar cada danza con trajes bien elaborados. Eso me gusta. Pero una cosa es el traje y otra la ejecución de la danza. 

Desde luego, hubo colegios (Ciencias, La Salle, Rázuri, Vidal Unda, Miguel Grau, Fortunado L. Herrera) que danzaban como si ese fuera el último acto de sus vidas; con fuerza, gracia, entusiasmo, coordinación, etc. Lo dejaron todo en la cancha. Sudaron cada gota. Pero la fuerza no proviene de la identidad cultural que representan, la quechua, sino de la identidad escolar, que es otra cosa. 

Danzante del colegio San José de La Salle

Ay, la identidad cusqueña

Otro tema es la cuestión de la identidad. Al parecer, las personas que comentan en las redes se toman muy a pecho esto de la identidad cusqueña, la que, según este contexto, estaría marcada por un apego a lo quechua o a lo propiamente indígena. Ojo, que todas las danzas representan escenas de las sociedades indígenas quechuas y amazónicas, aspectos que, especialmente para los colegios urbanos, son totalmente ajenos a los bailarines y bailarinas. Digo que, por ejemplo, ningún bailarín urbano ha cultivado papa o ha sido corilazo o ha robado en sus hombros a una mujer. Estas son escenas comunes en las danzas que, obviamente, representan la lógica y la vida quechua y amazónica andina, pero que no reflejan el vivir cotidiano --ni el pensar-- de la gente urbana. Por tanto, el cusqueñismo post pandemia sigue atornillado en una identidad cultural ajena, extraña y, sobre todo, contradictoria. Con contradictoria quiero decir “indios en el campo y no en la ciudad”. “Para indios, basta con nosotros que nos disfrazamos de ellos”. 

Hoy por hoy, festejar al Cusco en su aniversario es recrear unas danzas que no le pertenecen a los y las ejecutantes. Hoy por hoy, festejar al Cusco es representar ideas, conceptos, actos y discernimientos indígenas que son ajenos a nosotros, y, dicho sea de paso, discordantes (no estamos de acuerdo con ellos, los rechazamos). Quiero decir que somos indígenas en el baile, pero no en la práctica. Quiero decir que en el fondo nos distanciamos de la identidad indígena; la despreciamos. 

Danza "Ccasccara Tusuy" ejecutada por el colegio San José de La Salle

Cierre (+ sobre la identidad)

La supuesta identidad quechua cusqueña, debería ser más franca y actual. La identidad cusqueña debería incorporar, en su quehacer diario, una pizquita de indianidad, pero no en la forma de una danza autómata, desarraigada, carente de vivencialidad y sobrante de forma y estética. La identidad cusqueña, para ser global, integral, inclusiva, conviviente, debe agregar pensamientos y actos tanto indígenas como exógenos.

Los colegios y las municipalidades, en general, tienen una idea equivocada de la identidad cultural. La identidad no es el pasado y su reproducción intransigente. Los jóvenes lo saben, pero los maestros y los alcaldes no. 

Pero también, estos jóvenes, encerrados en su estatus familiar y citadino, no se abren al mundo indígena con respeto y sinceridad. Beben discriminación y racismo y, por tanto, bailan sin arraigo indígena o simplemente motivados por la identidad escolar, que es diferente a la identidad cultural. 

El joven del presente, debe cultivar, en su seno, una identidad cusqueña distinta, abierta, respetuosa, dialogante, fraterna y calurosa, cercana tanto al mundo indígena (quechua y amazónico) como al mundo exterior.

Enlace del concurso: https://fb.watch/l8UgjZWAgr/

Donaldo Humberto Pinedo Macedo.

Cusco, 13 de junio de 2023.

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