Luego de leer el libro, concluyo que las razas extractivas de la Amazonía imponen sus ideales y procedimientos, todos inhumanos y perniciosamente dirigidos a la gente indígena, sabiendo que fracasarán. Su recurrente frustración –o excesiva ambición– los lleva a ejercer formas de violencia extrema, creyendo que así, finalmente, el éxito podrá ser alcanzado. Pero esto es una ilusión; ya han acabado con todo, con la gente y el ambiente, con las sociedades y los biomas. Se dan cuenta que el entusiasmo extractivo fue en vano. El ansiado progreso y desarrollo nunca llegaron, nunca lograron despegar. Así, las razas extractivas siempre construyen un espiral de violencia que solo asfixia a los pueblos indígenas y a su ambiente.
Por ejemplo, Brasil, como todos los países amazónicos, ha “ganado” la Amazonía a punta de fusil, de migraciones masivas, de imposiciones ganaderas, de redes carrozables, de olas de caucheros, de entusiastas exploradores, de planificadas invasiones y de políticas agresivas de colonización.
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¿Por qué “Árbol de Ríos”? Al principio, el título del libro no tiene sentido y es en vano buscarlo, hasta que llegas al último capítulo, donde el autor explica la metáfora.
El libro, es una historia de la Amazonía brasileña más que de los otros países en donde la cuenca tiene presencia. Se entiende, dado que la gran extensión del bosque y del río amazónico se encuentra en ese país. Además, al parecer, el autor ha paseado por esos lares más que por otros. Desde luego, hay referencias a los demás países amazónicos, pero son generales.
El libro, tiene temas ausentes. Por ejemplo, la explotación de oro aluvial en Madre de Dios, la violencia política en el Perú (hay referencias salpicadas en los primeros capítulos), el sistema de haciendas o patronazgos, el problema de la hoja de coca en relación con el narcotráfico, la historia e impronta del movimiento indígena, la consolidación de las nacionalidades indígenas, la pandemia COVID-19 y el creciente escarnio contra los defensores ambientales.
Aunque la edición primigenia del libro fue publicada en inglés el año 2008, tiene referencias actualizadas al año 2020, pero todas son de temas ambientales. Precisamente, la historia de los pueblos indígenas, salvo por algunas referencias de crónicas e informes de los primeros exploradores e indigenistas, sigue ausente. Es más, la historia de los pueblos indígenas, desde la perspectiva de ellos, sigue totalmente ausente.
Noto que hay una posición ambivalente en el libro. Los primeros capítulos narran las desventuras de los “indios” al momento del contacto con los europeos. Narra la posición de los exploradores, naturalistas y antropólogos sobre los pueblos indígenas y la Amazonía. Sin embargo, en los capítulos finales, el libro se convierte en una pasión ambientalista, priorizando, por ejemplo, las desgracias ecológicas y, dejando de lado, la situación de los pueblos indígenas, sobre todo la voz de ellos. Entonces, se trata de una historia clásica revestida de una reforma ecológica. Puede que sea un intento de etnohistoria, dado que hay un capítulo sobre los hallazgos arqueológicos, pero no termina de cerrar con el pensamiento indígena o del poblador arraigado en el bosque y el río amazónico. En síntesis, es una historia que termina dilucidando la situación ambiental de la Amazonía brasilera.
Hace falta una historia que tome en cuenta, además, la perspectiva de los “vencidos”. Hace falta una historia que abarque la integridad de la cuenca amazónica y del pensamiento de los pueblos indígenas que la conforman.
Donaldo Humberto Pinedo Macedo
Pucallpa, 15 de diciembre de 2023
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