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La Amazonía y Machupicchu bajo amenaza


El mes de diciembre despierta la devoción de aquellos grupos de poder político que quieren oficializar normas y contratos cuestionables. Saben que la magia de la Navidad de alguna manera adormece la vigilancia ciudadana y agiliza el contubernio político.
En estas semanas, el ataque, rápido, silencioso y certero, algo de lo que no es capaz en otro momento la gestión pública, fue dirigido a la Amazonía y a la Llaqta de Machupicchu.
El Congreso, atacó a la Amazonía; cambió un procedimiento de la Ley Forestal. Ahora, las propiedades o posesiones no requerirán evaluación técnica para el cambio de uso del suelo, es decir, si tengo mi predio en la selva, lo puedo usar como me venga en gana sin la necesidad de la opinión técnica del Ministerio del Ambiente. Podré poner ganado o agricultura aunque mi terrenito tenga, por ejemplo, aptitud forestal.
El otro ataque ha sido dirigido hacia Machupicchu. El Ministerio de Cultura firmó un contrato con la plataforma Joinnus, a quien eligió a dedo para que venda el boleto de ingreso a la Llaqta. Joinnus, se llevará el 3.3% del costo de cada boleto. Paralelamente, el MINCUL, quiere establecer un "aforo dinámico", es decir, incrementar el ingreso de personas a Machupicchu. La cantidad fluctuaría entre 4500 y 5600 al día, según la temporada. La cifra actual, me parece, está en 2500.
Entonces, ¿cuáles son los cuestionamientos? En el caso de la Amazonía, la gente podrá usar el suelo de su predio como quiera. Desde luego, la tendencia será hacia la deforestación, sea para la ganadería o para el cultivo de soya, coca, cacao, café o palma, o para sacar madera. La gente querrá deforestar, aunque sabe muy bien que el bosque tropical no es apto para la ganadería y que solo permite una agricultura a pequeña escala. También sabe que la mayor riqueza de la Amazonía no está en el suelo, sino en su biomasa, es decir, en la diversidad de árboles, musgos, hongos, lianas, animales, insectos y entidades que interactúan entre sí.
En el caso de Machupicchu, el gobierno actual prefiere tercerizar a un privado la venta de las entradas en vez de mejorar su propio sistema de ventas. Así también, quiere que más gente pise la Llaqta a como dé lugar. La combinación de ambas intenciones solo puede beneficiar a Joinnus, como bien nos alerta el artículo de David Ugarte Vega Centeno, titulado "Machupicchu en grave peligro", publicado hoy en el semanario Qosqo Times, edición 459.
Bueno, van mis propuestas: para el caso de la Amazonía, mantenerla en pie, a como dé lugar y duela a quien le duela. Para el caso de Machupicchu, mantener la venta de boletos en manos del Estado y defender la integridad de la Llaqta, duela a quien le duela.

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