Reporte de cómo la ayahuasca puede generar malos entendidos y, también, suscitar esperanzas Estoy aquí, en el hospital Regional del Cusco, apoyando al muchacho Luis, un wachiperi de Shintuya. Me siento agotado. El majadero pidió alta voluntaria, pero su mamá, Gloria, aquí a mi lado, no quiere firmar los papeles. Bueno, con tanto lío me dio sed y fui a la tienda de Juvenal, el casero, por unos refrescos. Juve, medio ebrio, sentado en su silla de ruedas, me dice gagueando: —Oooye ¿Tú cono, conoces a un nativo, pero así, bi, bi, bien nativo? —¿Cómo bien nativo? —Ooo sea, un na, na, nativo de verdad pues, uno de allá, de adentro, uno de, de, de verdad. —Sí, conozco a varios ¿Por qué? —Mi pa, pa, pariente está aquí, en el hospital, inter, internada. Ha tomado ayahuasca y ha empezado a ver cosas, ya no reconoce a su marido, ya no ha regresado dice, está ida… quie, quie, quiero que me avises si conoces a un na, na, nativo de verdad para que le llame su alma. Conociendo a Juvenal, m...