El Consejo, influido por los últimos acontecimientos políticos en el Perú, manifiesta lo siguiente: José Pedro Castillo Terrones confronta el fervoroso repudio étnico y la fragilidad del consenso étnico-popular. En su rostro se etiquetan hashtag corrupto, inmoral, ignorante e inexperto, solo para ratificar que él --y su raza-- no puede y no debe gobernar. La masa que lo apoyó se lava las manos y espera reacomodarse.
Hoy, José Pedro Castillo Terrones fue crucificado. Los maderos fueron cortesía del capitalismo extractivista; los clavos, donación de la izquierda inconforme, progre e ilustrada; los azotes, manufactura del racismo encarnecido; y el vocifero, obsequio de la masa desilusionada de ser como es. ¿Quién no quiere traspasarle la lanza al profesor-campesino-rondero?
Pero nosotros estaremos con él, apenados, untándole el aceite y recitándole honores mientras le cubrimos con nuevas vestiduras. Nosotros votaremos por él, al tercer día, cuando regrese, pero ya no como Pedro, sino como Nadies.
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