Réclame dirigido a quienes les gusta insultar al indígena Me dirijo a dos tipos de paisanos/as cusqueñenzis. El primer tipo, procede del sector rural, pero nació en cuna gamonal; es decir, bebió racismo de la teta de la madre y de la prepotencia de su padre. El segundo tipo, nació en cuna de paja y recibió el racismo de forma permanente y sistemática, en la leche, en la infancia y en el cuerpo, pero migró a la ciudad para levantar su moral con una profesión. La descendencia de los primeros y el logro de los segundos, arrastra el racismo y la discriminación. Creen que hacen un bien a la humanidad cuando corrigen al indígena tratando de ”civilizarlo”, o cuando se distancian de él cuando le insultan, le ligan las trompas o le balean. Nadie quiere ser un nadies. Creen que construyen “Perú” cuando les llevan chocolatada o les tiran pan en el camino o les regalan ropa usada. Creen que es correcto llamarlos “hijito”, “hijita”, “mamita”, “papacito” o “ignorante”, “inocente”, “manipulable” y,