En los últimos cuatro días, debido a las protestas en el sur del Perú, estuve eliminando amigos y amigas de mi face como loco (incluso quise eliminar familiares...), porque simple y llanamente no comulgaba con sus post algo fachos. Estaba cercando mi zona de confort, mi círculo de alabanzas y likes incondicionales. O sea que estaba construyendo mi propio gueto en el mero Face.
Mal, muy mal, porque también la relamida del amigo/a no ayuda en nada, solo te satisface (¡Qué rica droga!).
Pero la principal razón es que estaba huyendo del diálogo, del argumento, de la antítesis, de la discusión, de la convivencia, de la interculturalidad, de la interexperiencia... Estaba huyendo del consenso, de la conclusión cedida. Estaba huyendo de la paz.
"¡Que hay mucho troll! ¡Que pa qué discutes con el que tiene su televisor más grande que su biblioteca!" Dirás tú. Pues no, manan, error. "¡Que mucho tóxico/a! ¡Que hay que cuidar la pulcritud del muro!". Pasa que algún cursillo barato (¿o caro?) de mindful te ha enseñado que debes mantener tu paz mental aislando al tóxico/a (en la raza indígena, la armonía se construye acogiendo al otro).
¿Qué hago entonces? Acepta los comentarios adversos y replícalos con sobriedad (yo prefiero usar el humor). Si el comentario trolista insiste, ponle un corazoncito rojito palpitador 💓 o cualquiera de estos:❤️🔥❤️🩹💗💖💝💞☯️, verás que luego te invita un café (o se escapa al verte en la calle (mucho paz y amor les jode).
PD. También sé valiente; si tienes algo qué decir, que puede ser controversial, entonces hazlo público, no lo compartas solo entre tus amix fovoritex, en tu guetito de confort. ¡Sé libre!
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