Opinión
La Policía Nacional del Perú, en su Twitter, reporta que decomisó "droga impregnada en un cuadro de tela bordada con características amazónicas". El hecho sucedió hace tres días en el aeropuerto de Lima.
El diario ímpetu de Pucallpa, en su edición del 20 de febrero, dice que la tela estaba bordada con diseños Shipibos. Si es así, el narcotráfico acaba de profanar el diseño Kené, declarado Patrimonio Cultural de la Nación en 2008.
Más allá de las críticas que recibe la Policía Nacional en el chat de Twitter ("claro, eso sí encuentran, mas no las toneladas que pasan por sus "narices"), el suceso me hace pensar en la vertiginosa fama que tienen los diseños Kené, mal aprovechada por el narcotráfico. Desde luego, el narco no respeta nada, mucho menos la cultura, porque, lógicamente, su afán es... llenarse los bolsillos a costa de cualquier medio. Parece una táctica de fines, más que de medios. A propósito, ¿cuántas de esas tácticas, en su versión económica y política, vivimos ahora, donde el medio justifica los fines? (Ninguno de estos sistemas de fines "a toda costa" debería florecer).
La otra cuestión es el simbolismo que se desprende de este ampay. El bordado oculta la cocaína. El bello diseño Kené disimula un trasfondo perverso, la inextricable presencia del narcotráfico en la vida de las poblaciones amazónicas: en la captación de los jóvenes, en la expansión de los cultivos de coca, en el lavado de dinero, en las candidaturas políticas, en el tráfico de tierras, en la espuma inmobiliaria, en los "arreglos de cuentas", en la militarización de la zona... Si de capitalismos de fines se trata, entonces en la Amazonía han calado las versiones más nefastas. ¿Cómo no protestar por un poco de dignidad?
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