Indianización = proceso sociocultural por el que una persona, fuera de la parcela indígena, paulatinamente adopta, recrea y manifiesta el pensar, decir y hacer indígena, sea en parte o en la totalidad de su comportamiento. La indianización es el resultado de una convivencia consecuente y sincera, más no una interrelación esporádica o contractual. Indianizarse quiere decir maridar con las ideas, los preceptos, las costumbres y los quehaceres indígenas.
De mestizo a indio, pero no de indio a mestizo
Es más fácil que una persona blanca o mestiza se convierta en indio (o lo imite), a que un indio se suponga mestizo o blanco o extranjero. Sería una cuestión de poder el aventajarse como indígena no siéndolo y estando en una posición privilegiada. O sea que, es fácil para un influencer o un artista reconocido o quien sea que venga de las élites sociales acercarse al mundo indígena (¡Está de moda!). Pero, no es fácil ni aceptado que un indígena deje la cushma y su idioma por unos pantalones jean, por el castellano y por los celulares. Sería juzgado y casi obligado a retornar a su origen.
Equiparar la hipocresía
Para equiparar esta hipocresía cultural ("yo sí pero tú no"), en primer lugar, no deberíamos juzgar a quienes deciden transformarse. En segundo lugar, deberíamos aceptar el cambio de ruta de la persona indígena, sea hacia la modernidad o hacia la que se le venga en gana, en forma y en fondo, como quiera y con la información que tenga a la mano, bajo su criterio, sensación, emoción, trauma o sabiduría. Hay que darle todo el crédito al discernimiento indígena.
Me he indianizado
Yo no soy indio y estoy lejos de lo indígena. Pero la vida me ha encaminado hacia ese río y ese bosque, y me siento contagiado. El indígena me ha impregnado su hospitalidad, su compartir y su alegría. Es por eso que atiendo a las visitas con esmero, comparto lo que tengo a manos llenas, y a todo le saco una mueca, una sonrisa o una carcajada. Con estas pocas cosas me siento cómodamente indio.
El nuevo mestizo
Así que me he indianizado, pero no tengo cushma (a penas una pulsera). Como mestizo, también soy indígena, pero no tengo comunidad ni organización ni ley ni territorio que me ampare (¡Colonialidades! Porque el indígena no es territorial, el indígena es sideral, viene de los astros y terminará en ellos).
Así que no soy indígena, pero parte de mí se siente indio. Digo, claramente, que me he indianizado; soy un nuevo indio, o, mejor dicho, un nuevo mestizo, porque en vez de ser más español y más blanco, cada vez soy más indio. Soy el nuevo mestizo.
Y el mestizo no tiene raza, bandera, país, categoría o pueblo (no está inscrito en una Base de Datos), pero sí tiene origen, confluencia y venalidad (su tradición está en sus venas) y, por tanto, existe; existo.
Masateando se aprende a ser indio
Abogo, entonces, por todas aquellas personas que, sin proponérselo y sin buscar el Paititi o un Oscar al "mejor actor intercultural", han ido a la selva y, masateando, en vez de enseñar han aprendido, en vez de hacer una observación han observado, en vez de corregir han disfrutado, en vez de incitar al cambio se han transformado, en vez de lamentarse han reído, en vez de dar han recibido, en vez de extraer han abonado, en vez de juzgar han sido parte del pecado, en vez de analizar han reflexionado, en vez de sacar el dato han tomado nota, y en vez de tomar fotos se han impregnado en el paisaje. Ese soy yo.
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