Reseña del libro de Laura Gallego (2021)
La novela, del género fantasía, trata de la intrincada vida de dos jóvenes, Kelan y Vinta, quienes están asociados a un emperador que se reencarna cada tanto y que gobierna, bajo poderes especiales, Akidavia, su imperio.
Cuando abrí el libro, lo primero que encontré fue un sugerente mapa de Akidavia, con 21 provincias que tenían nombres de virtudes: Armonía, Lealtad, Integridad, Gratitud, etc. También noté que los territorios no conquistados aparecían como “tierras incivilizadas”. Aluciné un rato pensando en cómo las provincias habrían adquirido su virtuoso nombre y, tal vez, en cómo las tierras incivilizadas habrían ganado su propia virtud al ser anexadas al imperio. (¿Te imaginas que nuestra categoría de civilización sea medida por un índice de la virtud y no por el orden y el progreso técnico-económico? ¡Seríamos la civilización de las virtudes!)
Al darme cuenta de que la historia iba por otro lado, no me desalenté y seguí. Aunque estuve a punto de rendirme por los nombres complejos y la descripción de sucesos aparentemente desconectados, llegué hasta el final del libro. El desenlace me encantó.
Pienso que el público objetivo de esta novela es la juventud española, por el lenguaje, la jerga, los giros discursivos y el escenario socio-geográfico al que hace referencia. Sin embargo, y desde luego, el mensaje central es para todos los jóvenes: que tengan confianza, persistencia, paciencia, fe, compañerismo y la suficiente osadía para alcanzar su libertad.
Pero hay otro mensaje subliminal, que es político. Más allá del simbolismo de la vida y la muerte que representa el emperador, una divinidad-rey, y del barro que se le tira a la burocracia imperial, señalada como la culpable de todas las desventuras, la novela afianza la idea de un Rey-Dios como gobernante indiscutible. Es decir, sustenta la vigencia de las monarquías.
Otra lección --que tiene más asidero por estos lares-- es que Kelan y Vinta, los personajes centrales, vienen de sectores sociales radicalmente opuestos, pero que, debido a las circunstancias, logran converger, no sin tropiezos, en una dualidad complementaria basada en el consenso y la confianza. Eso me pareció bacán.
Calificación: Cinco estrellas
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